martes, 4 de agosto de 2015

El experimento de Milgram "curiosidades"

El experimento de Milgram
En 1961 tuvo lugar un singular experimento con la intención de averiguar si las personas corrientes son capaces de realizar actos tan brutales como electrocutar a otro individuo, simplemente por imposición de una autoridad, o de alguien a quien se considera como responsable. Este estudio fue bautizado como el “Experimento de Milgram“, en honor al psicólogo de la Universidad de Yale Stanley Milgram, y cuyos resultados sería publicados en 1963 en un artículo titulado “Estudio del comportamiento de la obediencia”.

 Para este estudio se requería la participación de dos personas supuestamente voluntarias, una de las cuales era un actor contratado por Milgram, y la otra un voluntario real y desconocedor de la condición de su compañero de experimento. Luego se les situaba en habitaciones contiguas y se les comunicaba por medio de unos micrófonos y altavoces, quedando ambos aislados visualmente. El objetivo era que el voluntario real fuese administrando descargas eléctricas a su compañero en función de si contestaba correctamente unas preguntas.

 La explicación que se daba al voluntario era que se pretendía saber si el dolor podía servir para reforzar el aprendizaje del receptor, y se le aseguraba que éste no recibiría jamás un daño serio para su salud. El pago se efectuaba por adelantado y se les conminaba a abandonar el experimento en el momento en que lo creyesen necesario.

 Estas descargas serían sucesivamente más potentes (desde los 15 hasta los 165 vatios), y se pretendía determinar hasta que punto una persona puede infligir dolor a otra siempre que una autoridad superior (en este caso el Dr. Milgram) se lo ordene, pasando por alto sus propias convicciones morales.

 El punto de inflexión llega cuando la descarga supera los 150 vatios, momento en que el actor asegura estar sufriendo un fuerte dolor en el pecho, y que no quiere continuar con el experimento. Pese a sus súplicas, el Dr Milgram instaba al voluntario a seguir dando descargas al angustiado receptor, algo que la mayoría de participantes hicieron. Resulta inquietante que un 65% de los voluntarios hicieran caso omiso de su propia conciencia al aceptar órdenes que puedan provocar un daño grave en otra persona, e incluso la muerte por infarto.

 Este curioso experimento se repitió hace algunos años en un magnífico documental francés titulado “El juego de la muerte”, que recomendamos fervorosamente. ¿Es malvado el ser humano por naturaleza? ¿Es simplemente cobarde a la hora de desafiar a una autoridad? Saquen sus propias conclusiones.

Cómo crear un cerebro en miniatura

Cómo crear un cerebro en miniatura

Durante el pasado año 2013, un grupo de científicos de la alemana Universidad de Bonn, bajo el mando del doctor Jürgen Knoblich y junto con personal del Instituto de Biología Molecular de Austria, lograron crear tejido cerebral humano en un laboratorio, a partir de un novedoso sistema de cultivo tridimensional. Este sistema ha permitido cultivar células madre pluripotentes hasta que forman pequeñas porciones de tejido cerebral, creando zonas y regiones independientes de nuestro órgano del pensamiento, logrando además un correcto clima para el desarrollo de estos tejidos y órganos.

 Las células son implantadas en un gel creado por los científicos que sirve como sujeción y también como medio para que estas células puedan absorber nutrientes.

 El primer resultado fue conseguir un tejido alrededor de un primitivo ventrículo cerebral, pero poco después se consiguió desarrollar otras regiones como el córtex, las meninges y el plexo coroideo. El problema en el que se encuentran ahora los investigadores es la durabilidad del tejido, que no sobrepasa los doce meses de vida en el laboratorio por la carencia de un mejor sistema para proporcionarles oxígeno y sangre, a falta claro está de un verdadero sistema circulatorio.

 De momento este cultivo nos ofrece la posibilidad de estudiar enfermedades de tipo neurológico, en lugar de utilizar cerebros de animales, mucho menos complejos que los nuestros. Por el momento los científicos se han decantado por el estudio de la microcefalia, habiendo logrado ya crear tejido cerebral a partir de muestras de un paciente con este extraño trastorno. Metas futuras que se asocian a este descubrimiento es la investigación con terapias y fármacos específicos para el cerebro y sus dolencias y enfermedades.

El experimento de la prisión de Stanford

El experimento de la prisión de Stanford

A lo largo de la historia han sido muchos los experimentos de tipo social llevados a cabo, muchos de los cuales nos han aportado sorprendentes y a veces inquietantes datos sobre el comportamiento humano, ya sea de forma involuntaria como en el caso de Genie, la mal llamada niña salvaje, o de forma voluntaria como en el caso de la Prisión de Stanford. En el año 1971, el doctor en psicología Phillip Zimbardo decidió analizar el comportamiento de las personas al tomar el rol de presos y vigilantes, para lo cual reclutó a 70 voluntarios (sin antecedentes penales ni experiencia en prisión) y los recluyó en una prisión creada expresamente para el experimento en los sótanos de la Universidad de Stanford.

 Cada voluntario cobraría 15 dólares por cada día y la duración máxima sería de dos semanas. Los roles de guardia y preso fueron repartidos al azar y la principal premisa era comprobar si las buenas personas seguían siéndolo en un entorno hostil, así como saber de que manera influye un trabajo impuesto en nuestro comportamiento.

 La forma de introducir a los presos fue cuando menos muy original, ya que fueron arrestados en público y mediante métodos policiales reales. En cada celda fueron confinados tres “presos”, mientras que los “guardias” tenían habitaciones individuales y una sala de control, así como derecho a salir a un diminuto patio. Mientras que los presos tenían la obligación de permanecer practicamente todo el día en la prisión, los que hacían de guardias cubrían turnos de 8 horas y podían volver a sus casas al terminar las jornadas.

 Los presos fueron despojados de todo tipo de objetos personales y a los guardias se les obligó a llevar gafas oscuras en todo momento para evitar el contacto visual y la empatía, y les fue vetado cualquier tipo de uso de la fuerza o la violencia. El seguimiento de unos y otros se llevaba a cabo mediante un sistema de cámaras y micrófonos ocultos. Pese a que el experimento estaba pensado para prolongarse durante dos semanas, el Doctor Zimbardo se vio obligado a cancelarlo al sexto día debido al estrés que experimentaban los presos y los comportamientos abusivos (insultos, vejaciones y encargar tareas humillantes) del grupo de guardias. Los presos pasaban la mayor parte del tiempo hablando sobre el régimen carcelario y asumieron completamente las normas de la prisión, desarrollando una enorme dependencia de sus carceleros, quienes se tornaban cada vez más despiadados a pesar de los intentos de los presos por contentarles.

 Finalmente tuvo que ser una estudiante y colaboradora de Zimbardo llamada Christina Maslach quien pusiera orden en la falsa prisión, ya que incluso el propio doctor hizo oídos sordos al sufrimiento de los presos y el trato abusivo al que estaban expuestos. La conclusión final de Zimbardo fue que los humanos se adaptan con sorprendente facilidad a sus roles, y muestran un especial afán por cumplir si se trata de puestos donde se dispone de poder. También se puede concluir que en determinadas circunstancias la impunidad es peligrosa, puesto que acentúa nuestro lado más sádico.

Los rollos del Mar Muerto, en Internet "curiosodades"

Los rollos del Mar Muerto, en Internet

Los Rollos del Mar Muerto son uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes del siglo XX, si no el principal. Este descubrimiento sucedió en 1947, cuando un grupo de beduinos encontraron accidentalmente en una cueva a las orillas del Mar Muerto una serie de papiros en varias vasijas.

 Estos casuales descubridores apartaron 7 rollos cuya suerte fue azarosa, ya que varios de ellos fueron comprados y vendidos varias veces por comerciantes, y otros fueron fraccionado para aumentar su valor, hasta que finalmente las autoridades israelitas pudieron hacerse con todos ellos y agruparlos y darles un adecuado tratamiento para su conservación.

 Situémonos… 1947 era un época en que el estado de Israel estaba naciendo, y los conflictos bélicos con sus vecinos árabes dificultaron las siguientes exploraciones de esa zona del Mar Muerto. Tiempo después, arqueólogos e investigadores profundizaron las búsquedas encontrándose varias cuevas más con cientos de rollos. La cuestión clave aquí está en que se trata de las copias más antiguas que se conocen de la Biblia, ya que estos rollos son manuscritos del Antiguo Testamento y datan en su mayoría del siglo I a. C.

 Debe tenerse en cuenta que cuando se habla de esa época de la historia, la religión, la literatura y la fantasía se confunden con los hechos históricos verificados. Y ahí radica justamente la importancia de estos documentos, ya que la Biblia, más allá de las creencias religiosas, es el libro más importante de la sociedad occidental judeo- cristiana tal como la conocemos. Así, toda información que se obtenga de estos documentos puede echar luz sobre cuestiones claves, por ejemplo, sobre la vida de Jesús de Nazareth.

 Pero el problema de los denominados Rollos del Mar Muerto es que desde que fueron descubiertos han sido guardado con mucho celo por la autoridades de Israel, tanto que sólo un puñado de investigadores han tenido acceso a ellos. Esto se debe al hecho que los manuscritos están muy deteriorados por la humedad, la arena y el mismo paso del tiempo, y la manipulación que implica hacer cualquier investigación pone en riesgo la integridad de los documentos.

 Ahora, según parece, y según se ha informado hace ya varias semanas, muy pronto todos podremos tener acceso a los Rollos de Mar Muerto. Gracias a la NASA y a un sofisticado sistema de fotografía que incluye rayos infrarojos, se está en condiciones de fotografiar los texto sin dañarlos, y de ahí a subirlos a la red hay sólo un pequeño paso. Así pues, en breve igual todos podremos ver fotografías de la Biblia más antigua que se conoce.

Las misteriosas momias de Tarim Basin

Las misteriosas momias de Tarim Basin

En septiembre de 1985, un grupo de arqueólogos encontraron en el desierto chino de Taklamakán, un extraordinario cementerio. Sus habitantes habían muerto hacía 4000 años, y sus cuerpos se encontraban extraordinariamente bien conservados.

 Hasta ahí, todo normal. Lo curioso del caso es que, a pesar de haber sido encontrados estos restos humanos en medio de una región de China, las momias poseían unos rasgos claramente europeos, como pelo castaño o rubio, y nariz larga. Sus cuerpos habían sido enterrados boca abajo y, en lugar de lápidas, sobre el suelo se hallaban clavados cientos de postes, de unos cuatro metros de altura, que los investigadores han interpretado como símbolos fálicos. El origen e identidad de las momias es aún desconocido, pero poco a poco van apareciendo pistas sobre su origen, su forma de vida y la lengua que hablaban.

 Las tumbas se encuentran cerca de la cuenca del Tarim Basin, una región rodeada de montañas. La mayor parte de esta zona es un desierto, el de Taklamakán, tan inhóspito que los antiguos viajeros que hacían la ruta de la seda lo bordeaban para no tener que cruzar por él. Actualmente conviven en esta región dos etnias, los Ulghurs, de habla turca, y los Hans, cuyas relaciones no son demasiado buenas y que se han visto alteradas aún más por el descubrimiento de las momias. Las casi 200 momias sorprenden por sus rasgos claramente occidentales, y los Ulghurs, que no ocuparon la zona hasta el siglo X, ya han sentenciado que esa región fue siempre suya.

 Una de las momias, conocida por el nombre de la bella Loulan, fue analizada por el genetista Li Jin, quien afirmó que su ADN procede de Asia Central, o incluso del sur de Asia. La prueba del carbono 14 ha dotado a las momias sobre unos 3980 años. Son las más antiguas halladas en Tarim Basin. A pesar de las tensiones políticas sobre el origen de los restos, los científicos chinos han revelado que estas personas eran una mezcla entre europeos y siberianos, y que probablemente llegaron de fuera de China. De hecho, las momias de sexo masculino analizadas, presentaron un cromosoma “Y” que actualmente se puede encontrar en Europa Oriental, Asia Central, pero raramente en China.

 Aunque este pequeño cementerio fue descubierto por primera vez en 1934 por un arqueólogo sueco, se mantuvo olvidado durante 66 años, hasta que una expedición china lo localizó mediante GPS. La excavación se llevó a cabo desde 2003 hasta 2005. Se encontraron cinco capas de enterramiento y casi doscientos postes, muchos de ellos con forma de remos. Al pie de cada poste, había barcos colocados boca abajo y cubiertos con pieles. Las momias conservaban aún la ropa con la que fueron enterradas. Se encontraron sombreros con plumas, grandes capas de lana con flecos, botas de cuero, incluso prendas de ropa interior. Además, cada barco-ataúd contenía ofrendas funerarias, tales como cestas, máscaras talladas y restos de efedra, una hierba que pudo ser utilizada con fines medicinales o para rituales.

 Por otra parte, no se conocen datos de asentamientos cerca de la cuenca del Tarim, por lo que se supone que esta gente llegó de otros lugares en barco. La circunstancia de no haberse hallado ni rastro de herramientas para la madera ni para la construcción de naves, hace pensar que tanto los postes como los barcos fueron fabricados lejos del lugar. De todas formas, la cuenca del Tarim Basin, estaba casi seca cuando esta población llegó al lugar, hace unos 4000 años. Probablemente vivieron muy precariamente hasta que los ríos se secaron por completo. En cuanto a la lengua que usaban, se desconoce. Aunque se cree que puede tener relación con el Tokhario o Tokharian, un antiquísimo dialecto proveniente del Indoeuropeo. De hecho, en el lugar se han encontrado manuscritos en dicha lengua. En fin, seguiremos con expectación cualquier luz que aclare cómo fue la vida de estas extraordinarias momias de la cuenca del Tarim Basin.
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